EBOOK Crónicas de un asesino de Buenos Aires y otros relatos – Claudio Goldini

Los Textos del Asesino de Claudio Goldini

En este libro, Goldini presenta varios relatos de mujeres asesinadas, violentadas física y/o emocionalmente, describe detalles de los diferentes ambientes físicos, de los personajes, su historia, pensamientos, sentimientos… sí, los asesinos también tienen sentimientos, si lo sabrá Goldini; tantos años trabajando como médico de emergencias, tantos años palpando, tomando el pulso y el resto de los signos vitales a las personas grises (creo son mayoría en los hospitales), pero también están los extremos, los blancos y los oscuros y él sabe percibirlos, los ve, los siente, siente la maldad, el dolor, la furia, la impotencia, conoce historias que nadie más ha escuchado, puede crearlas, inventarlas, magnificarlas, “una sola vela puede tanto desafiar como definir la oscuridad” decía Anna Frank, Goldini ha encontrado “esa” vela para redactar estos escritos.

Para poder crear, ya sea como artista plástico en sus obras o como escritor en estos relatos, estas historias de mujeres asesinadas, es necesaria la sensibilidad que él ha desarrollado en el trascurso de todos años (no por la edad sino por la experiencia), ha logrado transmutar sus percepciones de la subjetividad del ser humano en esta obra.

Para los que conocemos Buenos Aires, estos párrafos nos harán pasear por diferentes barrios, entre ellos Constitución, Balvanera, San Cristóbal, barrio Norte; me imaginé sus calles, sus luces, sus paredes, sus olores, el diariero de la esquina, el bar, el café y hasta el hospital, me sumergí en esos ambientes donde se encuentran todos sus personajes, esas criaturas que son víctimas y/o victimarios, que transcurren en este mundo sufriendo de algún modo, palpitando, viviendo un infierno en sí mismo ¿lo ven, lo sienten? “¡el infierno son las otras personas!” ya lo decía Jean-Paul Sartre y Goldini lo sabe.

Angélica Andrade

Licenciada en enfermería de profesión, postgraduada en muchas áreas por curiosa, estudiante eterna del cuerpo y del alma humana, apostadora de la bondad, conocedora de almas blancas, grises y oscuras. Conocí a Claudio Goldini en el shock room de un hospital público cuando cursaba mi residencia, siempre con su entrega, su parsimonia, su presencia con el “otro” no importa quien, así descubrí su sensibilidad.